LEGITIMIDAD Y DEMOCRACIA
Demasiado Corta: La Ley express redactada entre gallos y medianoche era demasiado corta, tanto que fracasó antes de ver la luz. Triste parodia de la clase política. |
Como poniéndose el parche antes de la
herida y a unos días de las elecciones municipales, hoy aparecen en la prensa
con cara de circunstancia, políticos de todos los sectores, horrorizados con lo
que dicen es un tremendo error de los organismos públicos que cambiaron los
domicilios electorales de una cifra fluctúa entre 500 mil y 17 mil chilenos.
Qué poca seriedad al momento de levantar discursos. Ni las cifras les cuadran a
los encargados.
La cosa es que la alta abstención que se
presume habré en las elecciones de este próximo domingo, será culpa del nuevo
chivo expiatorio de la política chilena: el SERVEL.
Como si este organismo estuviese ajeno al
cuoteo de cargos a que nos acostumbran los mismos partidos, o fuese inmune a
leyes pésimamente mal concebidas por el ejecutivo y parlamentarios, nos quieren
vender la idea de que la culpa de la baja participación electoral es de otros y
no de ellos.
Sepan ustedes estimados auditores, que en
las últimas elecciones municipales la abstención fue del 60%.
Dicho de otra forma, alcaldes y concejales
ocupan sus puestos con tan sólo un 40% de participación popular, lo que explica ciertamente, esta desafectación que se acrecienta cada vez más en la ciudadanía.
¿Legitimidad?, no gracias, acá no se usa
eso.
Pero si de encontrar culpables se trata, en
mi opinión fueron los propios partidos tradicionales quienes terminaron
secuestrando al sistema político en su conjunto, poniéndolo a su servicio.
Se preocuparon de conseguir el gobierno por
un voto más en vez de construir un acuerdo social en torno a lo que sería mejor
para el país.
Jubilaron sus propias utopías, renegando de
sus ideales, dejando atrás la inspiración como motivo de acción para centrarse
en el éxito momentáneo que les aseguró un puesto en el Congreso, un cargo en el
ministerio, una pega en el servicio público.
En la última elección presidencial donde
resultó electa la señora Michelle Bachelett, votó sólo el 49% de quienes podían
hacerlo, y la Presidenta resultó electa con el 36% de los votos.
¿Alguien entiende ahora la razón de su 15%
de aprobación?
Pero ya en la elección del 2009 donde
resultó electo el Presidente Sebastián Piñera, se abstuvo de votar el 42% de
los ciudadanos, lo que también explica el enorme descontento social incubado en
ese período.
Pero hay que ser precisos y justos. Desde
el año 1993 y sucesivamente, en todas las elecciones se registró una baja
impresionante en la participación del electorado. Progresivamente fueron miles
de chilenos que decidieron no votar, y aunque esto les duela a los politólogos,
la Abstención en estos niveles constituye una manifestación objetiva de la
voluntad de las personas.
Lejos quedaron las elecciones en que
resultan electos presidentes como Patricio Aylwin o Eduardo Frei. Eran tiempos
donde la esperanza era un preciado bien que aún no terminaba de desgastarse.
Pero si hasta el candidato de la UDI
Joaquín Lavín, en aquella épica contienda presidencial contra Ricardo Lagos, sacó
más votos que los que sacaron más adelante Sebastián Piñera y Michelle
Bachelet.
Por todo esto pienso, que es urgente converger
en un nuevo Pacto Social donde el pueblo esté realmente representado, donde
exista realmente voluntad de cambio, donde existan espacios para que florezcan
nuevos y distintos liderazgos, que permitan centrar el fondo del problema y promover
las soluciones que le hagan bien al país.
La Abstención comenzó hace varios años y es
una manifestación de la voluntad popular.
Es una decisión, un grito soberano de
tantos chilenos y chilenas que hoy reclamamos contra un sistema que nos ahoga,
que nos persigue y que no nos permite pensar en una Patria un poco más desarrollada,
un poco más justa, un poco más equitativa, un poco más feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario