sábado, 10 de julio de 2010

NUEVAS VIEJAS PRACTICAS



Lo difícil decía Jaime Guzmán, es nadar contra la corriente, ir contra la ola.
La conducta humana nunca deja de sorprender, sobre todo cuando se está expuesto a situaciones límites, a hechos que sobrepasan la estructuración mental y el propio repertorio de comportamiento creado.

Y es que la propia naturaleza de las personas parece requerir de certezas así como de evitar los asombros.

En la famosa película Titanic existe el mejor ejemplo de lo que tratamos de explicar: mientras la orquesta continua tocando, el buque se hunde irremediablemente, tocaron hasta el final. En el otro lado del ejemplo está el jovencito millonario y seductor que termina mostrando su miseria humana, arrancando a salvo con mujeres y niños.

En nuestra historia reciente ejemplos hay muchos; desde aquel político comunista que se escondió debajo de la cama en vez de defender a su gobierno, hasta el desembarco de la derecha tradicional –agraria y corralera- luego de la derrota del Plebiscito del 88.

Todos huyeron al igual que el jovencito del Titanic, haciendo honor al manido dicho de que soldado que arranca sirve para otro gobierno.

A nivel local me imagino que se debe reproducir el mismo esquema: el que cae en desgracia es evitado, repudiado, olvidado y estigmatizado, mejor arrancar y así salvar el pellejo más el honor queda deshonrado.

Pero aún ante semejante panorama, todavía podemos gritar a voz en cuello: ¡No todo está perdido, todavía tenemos patria ciudadanos!.

Morir con las botas puestas sigue siendo un principio vigente, y aunque se encuentre escondido y arrumado en alguna esquina, todavía existen aquellos que conjugan la palabra Consecuencia.

Lo difícil decía Jaime Guzmán, es nadar contra la corriente, ir contra la ola.

Por eso es que su llamado caló tan profundo, marcando precisamente con esa premisa al ahora principal partido político de Chile, y a generaciones enteras que aún sentimos su ausencia.

Similar enseñanza debieron haber pregonado muchos baluartes de la política partiendo por los propios Frei Montalva y Allende –y que mejor prueba que su propia inmolación-, aún cuando varios de sus discípulos fueron pésimos alumnos.

No se trata de obcecación se trata de consecuencia.

No se trata de falso orgullo se trata de verdadero orgullo por lo que somos y hemos sido.

Hoy parece que todo es relativo incluyendo los Principios, y ese, es un gran problema en la actividad política actual: se dogmatizó el relativismo hasta el punto de hacerlo irracional.

Pero ni las personas, ni las Ideas ni los Principios tienen que ver con las reales causas de la involución política y de la regresión moral de la que hoy lamentablemente somos testigos privilegiados, más bien, continúan siendo las víctimas de este nuevo Cambalache.

No hay comentarios:

Publicar un comentario